PARA EL ALMA
IMPOSIBLE DE MI AMADA.
Amada no has querido plasmarte jamás
como lo ha pensado mi divino amor,
Quédate en la hostia,
Ciega, e implacable
como existe Dios.
Si he cantado mucho, he llorado más
por ti, oh mi parábola excelsa de amor,
¡Quédate en el seso
Y en el mito inmenso
De mi corazón!
Es la fe, la fragua donde yo quemé,
el terroso hierro de tanta mujer;
Y en un yunque impío te quise pulir.
quédate en la eterna nebulosa, ahí
En la multiciencia de un dolce noser.
Y si no has querido plasmarte jamás
en mi metafísica, emoción de amor,
Deja que me azote
como un pecador.
Cesar Vallejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario